EUROPA
PRESS
18 marzo
2019
El
entrenamiento de fuerza puede reducir el riesgo de diabetes en la obesidad
El entrenamiento de fuerza durante un
corto periodo de tiempo puede reducir las reservas de grasa en el hígado y
mejorar el control de la glucosa en la sangre en ratones obesos, según un
estudio. El trabajo informa que el entrenamiento de fuerza durante un corto
periodo de tiempo, menos de lo que sería suficiente para cambiar la composición
de la grasa corporal en humanos, fue suficiente para reducir la acumulación de
grasa hepática y mejorar la regulación de la glucosa en sangre en ratones
obesos, incluso sin pérdida general de peso corporal.
Estos hallazgos, publicados en 'Journal of
Endocrinology', sugieren que el entrenamiento de
fuerza puede ser una estrategia rápida y eficaz para reducir el riesgo de
enfermedad del hígado graso y la diabetes en personas obesas. La obesidad es
una epidemia mundial de salud en crecimiento que necesita estrategias de
intervención más eficaces para evitar complicaciones debilitantes, como la
enfermedad del hígado graso y la diabetes.
Aproximadamente, el 94 por ciento de las personas obesas son
diagnosticadas con enfermedad del hígado graso no alcohólico, lo que conduce a
la inflamación en este órgano vital y afecta a su
capacidad para regular la glucosa en la sangre. Esto eleva el riesgo de
diabetes tipo 2 y sus complicaciones graves asociadas, incluyendo daño a los
nervios y riñones.
Aunque el aumento de la actividad física es un método
ampliamente aceptado para mejorar la salud y ayudar a perder peso, los
beneficios relativos de diferentes tipos, duraciones e intensidades de las
actividades físicas aún están bajo gran debate. Una gran cantidad de
investigación se ha centrado en los beneficios del ejercicio aeróbico que quema
energía, a menudo descuidando los beneficios potenciales de la fuerza de
construcción muscular y el entrenamiento de resistencia.
Reducción del
hígado graso y los marcadores inflamatorios
En este estudio, Leandro Pereira de Moura y sus colegas de
la Facultad de Ciencias Aplicadas de la Universidad de Campinas
en Brasil, investigaron los efectos del ejercicio basado en la fuerza sobre la
acumulación de grasa hepática, la regulación de la glucosa en sangre y los
marcadores de inflamación en ratones obesos. Los roedores obesos realizaron
entrenamiento de fuerza durante un corto periodo de tiempo, cuyo equivalente en
humanos no sería suficiente para cambiar su composición de grasa corporal.
Después de este entrenamiento a corto plazo, los animales
tenían menos hígados grasos, reducción de los niveles de marcadores
inflamatorios y mejoras en la regulación de la glucosa en sangre, a pesar de
que no había cambios en su peso corporal total.
El doctor Pereira de Moura comenta: "El hecho de que
estas mejoras en el metabolismo se produjeron en poco tiempo, aunque la
cantidad total de grasa corporal no cambió, sugiere que el entrenamiento de
fuerza puede tener efectos positivos en la salud y afectar directamente a la
función hepática y el metabolismo. Puede ser una estrategia más efectiva, no
farmacológica y de bajo costo para mejorar la salud en la obesidad".
Pero advierte: "Aunque estos hallazgos muestran un
claro beneficio en ratones obesos, imitar el entrenamiento de fuerza en
animales es difícil. Se requiere más investigación tanto en animales como en
personas para comprender realmente cómo el entrenamiento de fuerza afecta al
metabolismo hepático. Se debe tener en cuenta que estos beneficios para la
salud serían aún más efectivos si estuvieran acompañados por una reducción de
la grasa corporal. Sin embargo, según estos hallazgos, se puede dirigir a las
personas obesas a aumentar su actividad a través del entrenamiento de fuerza,
pero siempre deben consultar primero a su médico de atención primaria".
Pereira de Moura y sus colegas ahora planean investigar los
mecanismos que subyacen a estos hallazgos, identificar cómo pueden maximizarse
y ayudar a diseñar una guía real para las personas obesas. Actualmente, están
realizando estudios que examinan el impacto de diferentes protocolos de
ejercicio, como el ejercicio aeróbico o el ejercicio aeróbico combinado con el
entrenamiento de fuerza, sobre la acumulación de hígado graso.
Es posible que al comprender mejor cómo el entrenamiento de
la fuerza mejora la función hepática, se puedan identificar nuevos objetivos
para la intervención con medicamentos que puedan prevenir o reducir el riesgo
de enfermedad del hígado graso y la diabetes tipo 2 en la obesidad.